El Gran DT, el Sociólogo y un par de becas cubanas

Durante su recorrida por Latinoamérica, el autor nos cuenta como fue su cruce de frontera entre Perú y Ecuador. Del Perú de Alan García al Ecuador de Rafael Correa.
Augusto S. | 5-12-2009 a las 23:27 | 531 lecturas
www.kaosenlared.net/noticia/gran-dt-sociologo-par-becas-cubanas
Después de 111 días en Perú, había llegado la hora de ir a ver al señor de los sellos de migraciones para que nos permita cruzar hacia Ecuador. El día previo a nuestra partida, estuvimos descansando en un hotel de Máncora,  un balneario lleno de gringos enclavado en el norte peruano. Esa monotonía social que vivíamos allí, donde solo había viajeros de los países centrales disfrutando de su “Superior Currency”, como se les escucha decir, se vió quebrada por la llegada de la delegación de un equipo de fútbol de Trujillo que iba hacia Tumbes para jugarse la posibilidad de ascender a la primera categoría del fútbol peruano.
El sol me estaba dando en la cara, cuando por un instante me pareció que el cielo se nublaba, abrí los ojos, levante la vista y ví que se trataba de un simpático y “chato” (como le dicen en Perú a las personas de baja estatura) miembro del cuerpo técnico del equipo trujillano,  el hombre me miró y me saludó en inglés con un “jelou” a la peruana, pensando que yo era un gringo mas. Le aclaré entonces que yo era nacido y criado en argentina, a lo que se auto-invitó a tomar asiento para conversar. Hablamos  largo y tendido sobre fútbol, me confesó su admiración por nuestros directores técnicos, me habló de Menotti, Bilardo, Bielsa y nos reímos recordando ese memorable partido de la década del ochenta cuando un tal Reina marcó a Maradona de principio a fin durante un partido de eliminatorias entre Perú y Argentina. Le pregunté si conocía a Bochini, me dijo que sí, le pregunté si sabía que era Racing, me dijo que era “carrera” en inglés y como ya habíamos entrado en confianza, en un momento me atreví a aconsejarle como parar el equipo para la clasificación que se jugaban al día siguiente (como verán, la soberbia argentina no tiene límites).
Durante nuestra conversación, este hombre me contaba de la importancia de ascender a la primera división debido al incremento sustancial que obtendrían en sus ingresos. Me contaba que todos, cuerpo técnico, dirigentes y jugadores, estaban muy motivados por este dinero extraordinario que engordaría sus billeteras y me hablaba exaltado, mientras le brillaban sus ojos mestizos, sobre los ocho mil dólares mensuales que podría llegar a ganar en caso de lograr el ascenso y en los tributos que de esta forma podría ofrendar al dios del consumo (http://es.wikipedia.org/wiki/Consumismo) o al de la acumulación capitalista (http://es.wikipedia.org/wiki/Acumulaci%C3%B3n_del_capital).                         
También me confesó que habían decidido concentrar en Máncora y no directamente en Tumbes porque era habitual el intento de soborno a jugadores para que perjudiquen a su propio equipo, por lo que querían llegar directamente al estadio sin permanecer en un hotel de la ciudad del equipo rival.
El domingo salimos temprano rumbo a Ecuador, tuvimos que hacer un cambio de bus en Sullana y mientras esperábamos inmersos en la tranquilidad absoluta de ese pueblo, se acercó una persona a conversar. Mi ánimo no era el mejor, me había despertado muy temprano, y además la noche había sido muy ruidosa por los gringos festejando hasta el amanecer, es así que le respondía a cada pregunta con monosílabos. Nos preguntó si estábamos haciendo la ruta del Che, lo cual me arrancó una carcajada porque no me podía imaginar al Che tomando sol en Máncora junto a los gringos y luego nos contó un chiste de argentinos que fue rompiendo el hielo.
El hombre nos dijo que era ecuatoriano y que su profesión era la de Sociólogo. La charla se fue poniendo entretenida y lentamente fui saliendo de mi modorra; luego de una hora de espera, nos subimos todos al bus con destino a Loja, ciudad ubicada en el sur de Ecuador.
Durante el viaje, este muchacho nos contó sobre los proyectos sociales que gestionaba en la parte sur de su país, orientados a las comunidades campesinas, a veces obteniendo financiamiento del Estado y otras veces de fundaciones u organizaciones privadas. Estos proyectos tienen que ver con emprendimientos económicos que permiten la inclusión y el progreso de poblaciones empobrecidas, siempre respetando el equilibrio con el medio ambiente y la identidad cultural. Me contó de su escepticismo para con Rafael Correa y su socialismo del Siglo XXI, y de como, a su modo de ver, la grandilocuencia discursiva de estos líderes luego no se concreta en proyectos para la gente de a pié.
A medida que avanzábamos en la ruta, se iban sumando mas personas a la charla, entre recomendaciones de comidas típicas y lugares para visitar, una señora aportó su receta del “Repe”, una sopa típica de Loja con guineos verdes, cebolla y queso, también nos explicaron la diferencia entre el quechua y el quichua. Mas tarde, cuando la charla con el Sociólogo abrió un capítulo sobre Cuba, la misma señora que hacía minutos había aportado sus conocimientos gastronómicos, nos contó sobre su hija que estaba becada en la isla estudiando medicina desde hacía tres años. Nos hablaba de como la extrañaba y sus ojos mestizos brillaban de orgullo por su hija, futura médica. Como la extrovesión pareciera que va unida a los climas cálidos, se sumó también a la conversación un moreno de bigotes que iba en un asiento cercano, el cual nos contó que él también había estudiado en Cuba, pero en su caso había cursado la carrera de Educación Física,  todo gracias a una beca completa con estipendio que le otorgó el gobierno cubano. Así es que a partir de allí, todos intercambiamos nuestra experiencia cubana: el profe nos contó sobre su época de estudiante, la mama orgullosa nos habló sobre la vida de su hija en La Habana, el Sociólogo aportó una mirada crítica hacia la ortodoxia marxista-leninista (http://es.wikipedia.org/wiki/Marxismo-leninismo) y nosotros compartimos nuestro recorrido de simples visitantes con visa de turista hacía ya un par de años atrás.
Cruzamos finalmente la frontera, nos pusieron los ridículos sellitos en los pasaportes y allí Ecuador nos mostró su primer rostro:  un pequeño y caluroso pueblito donde paramos para un almuerzo compuesto de gallina, arroz y menestra que nos sirvieron en una mesa larga para todos los pasajeros del bus. Cuando llegó el momento de pagar, me pareció que en realidad había llegado a Miami, porque  hablábamos en español pero la cuenta se pagaba en dólares. Inmediatamente recordé que Ecuador había dolarizado su economía durante la “larga noche neoliberal de la década del noventa”, cuando aquellos nefastos gobernantes llegaron a la claudicación  de entregar herramientas elementales de independencia económica como son las políticas monetarias (http://es.wikipedia.org/wiki/Pol%C3%ADtica_monetaria) y cambiarias (http://es.wikipedia.org/wiki/Pol%C3%ADtica_cambiaria). De todas formas, el espejismo de haber llegado a Miami se disiparía al salir nuevamente a la calle y ver que no había ningún hotel cinco estrellas ni cubanos maldiciendo a Fidel. Solo había casas bajitas sin terminar y mis compañeros de viaje, latinoamericanos que habían recibido de Cuba un guiño para el resto de sus vidas.
Finalizamos el recorrido en Loja, nos despedimos de nuestros circunstanciales amigos de ruta y me quedé con la esperanza de que ese Perú que había dejado atrás, el de Alan García (que olvidó hace rato los postulados del APRA (http://es.wikipedia.org/wiki/Alianza_Popular_Revolucionaria_Americana) y Haya de la Torre (http://es.wikipedia.org/wiki/V%C3%ADctor_Ra%C3%BAl_Haya_de_la_Torre)), ese Perú que abre tanto sus mercados a los gringos con su “Superior Currency”, ese Perú al que le brillan los ojos mestizos cuando puede ofrendar dólares al dios del consumo o al de la acumulación capitalista, aproveche las próximas elecciones para que poco    a poco comience a parecerse mas a este Ecuador de Rafael Correa y su versión del Socialismo del Siglo XXI (http://es.wikipedia.org/wiki/Rafael_Correa), a este Ecuador de los Sociólogos incansables llevando adelante proyectos para los trabajadores y a este Ecuador al que le brillan los ojos mestizos cuando son iluminados por las becas cubanas.
Nota 1: Lamentablemente el equipo trujillano perdió al día siguiente con su rival de Tumbes. Los periodistas deportivos hablaron de tácticas y de jugadas de pelota parada para justificar el resultado. Pero yo conozco la verdad: las gringas en bikini perturbaron a los jugadores y el ruido del sábado a la noche en Máncora no los dejo descansar como necesitaban.
Nota 2: El chiste de argentinos que nos contó el Sociólogo decía así: Un gobierno latinoamericano decide abrir una licitación para construir un puente. Se presentan entonces tres ingenieros: uno japonés, uno alemán y uno argentino. El encargado de la licitación le pregunta al japonés: -Dígame Ingeniero, cuánto nos costará construir este puente?- El Japonés después de analizar los planos dice: -2 millones de dólares en total, 1 millón para mano de obra y 1 millón para materiales. Luego llega el turno del alemán, que después de mirar detalladamente la documentación dice: -Costará 3 millones de dólares en total: 1 para mano de obra, 1 para materiales y 1 para gastos varios. Finalmente el argentino,  hace a un lado todos los papeles sin siquiera mirarlos y dice: -El puente cuesta 4 palitos verdes: 1 para vos, 1 para mi, y 2 para que este japonés cojudo lo haga.